Cesc Fábregas; flamante refuerzo del Barça, ha completado en la tarde de ayer su primer entrenamiento con la camiseta azulgrana. Al menos el primero en ocho largos años, luego de dejar la cantera catalana para emigrar al Arsenal de Inglaterra cuando era solo un muchacho. Pero como hijo pródigo, Cesc está de vuelta al hogar (firmó por las próximas cinco temporadas) y puede que ya no se mueva del Camp Nou.
El mediocampista participó en una sesión a puerta cerrada, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. En el coche de Carles Puyol, a las 17.30 llegó a Sant Joan Despí, para saludar a sus nuevos compañeros y al entrenador Pep Guardiola. Sin duda la temporada de Fábregas promete mucho tras este regreso triunfal. Él mismo ha dicho que esta nueva etapa es “el gran reto de su vida”. Ilusionado, en sus propias palabras dijo: "Espero que pueda dar un buen rendimiento al club y que nadie se arrepienta de mi fichaje".
Demostrando humildad, reconoció ser consciente de la fuerte competencia que tendrá en la plantilla, y estar listo para asumirla dejando todo en cada oportunidad que se le dé. El nuevo 4 culé le agradeció a Thiago haberle dejado dicho dorsal que “es un número especial” para él. Además le mandó saludos a su antiguo técnico Arsene Wenger, al que dijo apreciar como a un segundo padre.
Por si fuera poco, también habló del Real Madrid: "No vale la pena hablar de eso. Es un gran club al que respeto muchísimo siempre me han tratado muy bien y siempre se lo agradeceré. Pero ahora he fichado por el Barcelona y no es un tema hablar del Madrid".
Mañana por la tarde se sabrá si el ex ‘gunner’ entra en la convocatoria de Guardiola para el encuentro de vuelta de la Supercopa Española, precisamente ante el elenco madridista.
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